Entre tanto, los proyectos y presupuestos para habilitar las clases, laboratorios, gabinetes, etc., en San Francisco ya estaban aprobados aunque sin ejecutar por falta de fondos, continuando en la plazuela del Alcázar además de las referidas dependencias las prácticas de topografía y geometría.
El Alcázar de Segovia después del incendio. Se puede observar el edificio del gimnasio con sus seis grandes ventanales.
11.- Archivo General Militar de Segovia, Sección 3ª, División 3ª, legajo 705
En marzo de 1871 se presupuestaron los créditos necesarios para la clase y laboratorio de química, justificados para un centro que se encontraba «en unas circunstancias excepcionales desde hacía años». También se redactaron en estas fechas otras valoraciones para las clases de física, topografía y geodesia, así como la adquisición de modelos para algunas materias como industria militar (que comprendía la fabricación de piezas, proyectiles, armas portátiles de fuego y blancas, carruajes y demás efectos), fortificación (minas, arte militar, puentes, etc.), encuadernación de libros para la biblioteca (que en esta fecha no tenía presupuesto), guantes para la de esgrima, «efectos para montar los doce caballos de equitación», etc.
Al margen de las anteriores noticias, en enero de 1863 la Junta Gubernativa del Colegio había manifestado al director general del Cuerpo, la urgente necesidad que había de llevar a cabo las obras de habilitación de cuatro pabellones, dos para jefes y dos para oficiales, justificados para facilitar la vigilancia de los alumnos, un pabellón para el director del centro, la partición de la sala de los cadetes de primer curso en varios cuartos, y el arreglo de la entrada principal por la calle de San Francisco. Al parecer, los presupuestos de estos trabajos estaban concedidos por real orden pero se habían suspendido a causa del incendio del Alcázar.