La Academia de Artillería se encuentra en la actualidad ubicada a extramuros de la ciudad de Segovia. Es un centro docente militar compuesto por dos instalaciones denominadas «San Francisco» y «Polígono de Baterías», en las cuales se imparten las enseñanzas necesarias para la formación y perfeccionamiento de los oficiales del Cuerpo General de las Armas, especialidad fundamental Artillería, y de los suboficiales del Cuerpo General de las Armas, especialidades fundamentales Artillería de Campaña y Antiaérea.
Depende directamente de la Dirección de Enseñanza, Instrucción, Adiestramiento y Evaluación, encuadrada a su vez en el Mando de Adiestramiento y Doctrina del núcleo de Apoyo a la Fuerza del Ejército de Tierra.
A fin de dar a conocer una parte valiosa y entrañable de la historia de este centro de enseñanza, el Excmo. Sr. general director de la Academia de Artillería, D. Ricardo Sotomayor Sáez, decidió en mayo de 2011 que se iniciara un libro basado fundamentalmente en imágenes, a fin de mostrar la evolución y transformaciones más relevantes que, desde la perspectiva de la enseñanza, se ha producido en la fisonomía de la instalación de San Francisco, anteriormente cuartel y hoy sede oficial de la Academia desde el 6 de marzo de 1862.
Se trata de presentar una obra de carácter eminentemente divulgativo y cultural, no técnico ni científico, que saque a la luz la trayectoria de un hábitat que en 2012 cumple 150 años acogiendo primeramente al Real Colegio de Artillería, y más tarde a la Academia. En esta línea, también se ha intentado mostrar una panorámica de uno de los edificios que, pertenecientes al Ministerio de Defensa, es especialmente relevante por su contenido artístico e histórico.
Como se irá viendo en sucesivos capítulos, después de la desamortización del convento de San Francisco en 1836, en noviembre de 1851 pasó a ser propiedad del Ministerio de la Guerra. La llegada del Real Colegio de Artillería trajo consigo la revitalización del recinto a través de una serie de actuaciones, que fueron fruto sobre todo de las múltiples necesidades que se iban planteando para responder a las demandas que la enseñanza, de carácter eminentemente militar, técnica y sobre todo científica, exigía para atender satisfactoriamente a los alumnos de Cuerpo que aquí se formaban.
La obra se inicia con una introducción en la que se expone una síntesis de los antecedentes del convento y su cesión al Ministerio de la Guerra, la organización del Real Colegio de Artillería y las consecuencias que tuvo el incendio del Alcázar ocurrido en 1862. En el cuerpo del libro, compuesto por cuatro capítulos, se presenta un resumen centrado en los elementos más significativos con los que actualmente cuenta la Academia y aquellos desaparecidos que, por su interés cultural o histórico, se ha considerado que debían estar presentes. En este sentido, también se ha intentando en ocasiones y de forma ambigua, mostrar a través de algunas imágenes la parte humana de la historia del recinto.
Podría avanzarse que las mayores transformaciones que se produjeron en el antiguo convento de San Francisco, han tenido como base la ampliación de sus instalaciones o la adaptación de las existentes, para adecuarse a las continuas demandas que las circunstancias exigían para mejorar la formación de los alumnos. Esta ha sido la razón de que el esfuerzo de la obra se haya orientado en este sentido, aunque sin perder de vista los elementos que apoyaron al proceso de enseñanza. En esta línea destacaron la anexión del cuartel de San Antón (que en su origen también fue convento) y algunas viviendas particulares, para alojar la sección de tropa, la Música, el ganado, etc.
Otros cambios resaltables fueron consecuencia de la ejecución de varios proyectos de ordenación de aulas, laboratorios y gabinetes, o las grandes obras que se llevaron a cabo en el primer tercio del siglo XX, que incluyeron entre otras la construcción de edificios de nueva planta destinados al alojamiento de los alumnos y la tropa. Sin embargo, no hay que echar en falta las sucesivas adaptaciones e incluso la desaparición de destacados elementos arquitectónicos, como fue el caso de la iglesia gótica de San Francisco.
Como podrá observarse, ciertos temas se han tratado con mayor rigor y extensión que otros. Ciertamente, la bibliografía que ha tratado este establecimiento es muy reducida, lo que ha obligado a recurrir a los fondos de muy diversas fuentes, tanto de carácter oficial como particular. En este sentido hay que tener presente que algunos de los proyectos mostrados a través de planos se quedaron en meras aspiraciones, sin embargo, en ciertas ocasiones se han incluido por constituir una fuente indirecta de información para situar edificios, locales o elementos en general, que de otra forma no se habrían localizado.
Independientemente de los resultados, es de esperar que este trabajo sirva para algo más que mostrar la simple evolución de cuatro paredes. Ha sido la sede del Real Colegio de Artillería y desde 1867 de la Academia de Artillería, su heredera. Por esta razón ya forma parte inseparable de la historia de la enseñanza militar y por extensión, de todos los alumnos que se han formado en este centro. Pero además brinda una excelente oportunidad a todas aquellas personas que, en el marco de la investigación, estén dispuestas a profundizar en alguno de los múltiples campos que se van a exponer.