El pasillo de honor recorre el primer piso en cuyas paredes cuelgan enmarcados algunos de los hitos de la institución. Y son numerosos dado que en esos pocos metros están comprimidos los 250 años de vida del Real Colegio de Artillería de Segovia. Dos siglos y medio conjugando tradición e historia con innovación y futuro.
Una Academia basada en la enseñanza y la instrucción de jóvenes oficiales que tiene en su haber ser el germen de las escuelas técnicas de ingenieros y de la Formación Profesional. Un espacio comprometido con el conocimiento e impulsor del saber científico en España a lo largo de las décadas hasta convertirse hoy en un referente de vanguardia gracias a sus punteros simuladores. Pese a ser la Academia militar en activo más antigua del mundo, celebra su aniversario en muy buena forma.
Situada junto al milenario acueducto romano, la Academia realiza su labor formativa de oficiales en el antiguo convento de San Francisco. En realidad su emplazamiento original fue el Alcázar de la ciudad, pero un incendio en 1862 obligó a trasladar su ubicación al edificio religioso. En cualquier caso, desde que el 16 de mayo de 1764 el rey Carlos III ordenara la creación del Real Colegio de Artillería su objetivo fundacional se ha mantenido inmutable: instruir a los oficiales bajo la premisa de modernizar el país. Desde entonces más de 300 promociones y 11.500 oficiales han pasado por esa Academia impregnándose de sus conocimientos y valores.
En la actualidad los oficiales se forman mediante una carrera universitaria que combina a la perfección las clases teóricas y prácticas que preconiza el Plan Bolonia y que en la institución presumen de aplicar desde siempre. Pero también estudian suboficiales, que adquieren un título de técnico superior (equivalente a FP de tercer grado) enlazando así la relación de la institución con el nacimiento de la Formación Profesional.
Y es que fueron en las fábricas de armamento donde surgieron en el siglo XIX las escuelas de aprendices, germen de la actual FP.